
En noviembre nuestro cole tuvo el placer de acoger a muchas familias de nuestro barrio en una CENA DE CONVIVENCIA organizada por la Mesa de Convivencia de Vallecas.
Al olor de exquisitos platos que representaban el arte culinario de diversas culturas, inmigrantes, gitanos y payos, pudimos saborear un dulce y entrañable encuentro entre músicas, cuentos y bailes.
Nuestro cole quiso darles la bienvenida. Sol, la profe de E. Infantil, narró un bonito cuento en el que metafóricamente nos enseñaba a superar las dificultades que la vida nos quiera plantear mientras seamos capaces de unirnos en una lucha común. La Escuela Pública es un buen lugar en el que cada seña de identidad tiene cabida para configurarnos como una comunidad en la que poder sentirnos nosotros mismos. Aquí os dejamos un extracto del cuento.
» Érase una vez …
una niña llamada Aisha. Era una niña muy especial, guardaba en su corazón el sentir de toda su aldea, un montón de conciencias capaces de dejarse sorprender por la belleza de las almas curiosas cobijadas en la inocencia de la infancia.
A todos les unía la libertad de dominar sus propias vidas y en ello hallaron una convivencia de preciosa armonía que les permitía contemplar la inmensidad de la vida como un amplio mar …
Un buen día, felices, haciendo navegar sus sueños desde la arena sintieron la amenaza de una ola que se acercaba … aquel sonido traía la fuerza de una ola que llevaba años, silenciosa, camuflada en el oleaje …
y apareció, aquella ola surgió con toda su furia convencida de que los espíritus de aquellas gentes quedarían arrasados para siempre, que la playa quedaría desierta para cuando ella quisiera llegar …
sin embargo, la sabiduría de aquel poblado, albergada en el corazón inocente de Aisha, brotó en las manos de la niña cuando empezó a escarbar en la arena blanca …
y todos ellos, hombres y mujeres, atraídos por el brillo de sus ojos se asomaron al alma de la pequeña …
y comprendieron, entonces, que cada ola traía una nueva oportunidad para desenterrar tesoros escondidos en caracolas, ilusiones colgadas en cada punta de una estrella …
y, así fue cómo aquellas almas y conciencias nunca dejaron de contemplar la vida como un amplio mar, de acercarse a su orilla para hacer navegar sus sueños en el vaivén de las mareas, recibiendo , sin temores, cada ola para que les salpicara el corazón una vez más …
pero, por si acaso, Aisha , cada atardecer, agradecía al mar los tesoros encontrados ofreciéndole en sus manos el sentir de su aldea …
Y colorín colorado …
en la Escuela Pública seguimos encontrándonos…

Articulo publicado en el número 19 de la revista de nuestro cole.
http://www.educa.madrid.org/web/cp.asturias.madrid/arch/REVISTA%2019.pdf
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